El hombre del bombo

-¿Usted es el famoso Indio Froilán?

-Y sí, mirá si voy a ser Brad Pitt”, responde sonriendo el hombre de cabello renegrido, sin dejar de dibujar, con hierro caliente, en un cilindro de ceibo, uno de sus bombos de diseño. De sus manos han salido, a pedido, bombos para Shakira, Ciro o Gustavo Santaolalla.

Unos metros más allá, entre la polvareda, se mezclan, como en la fiesta de San Juan, turistas y lugareños, bailarines profesionales y debutantes, en círculos interminables de chacareras. Es un continuum casi infinito.

Desde el escenario, su compañera arenga y arma el juego, por el que empiezan a pasar los músicos, que hacen fila para estar en ese mítico lugar cada domingo.

El patio de tierra más famoso de Santiago del Estero fluye, generoso y sin apuro, junto al aroma de empanadas de charqui con la masa recién estirada, locro, asado o tamales.

“Parche de cabra de un ‘lao’, cuero de oveja, revés, para que suene a la legua pide a la luna su poder”, le canta Peteco. Es el Indio Froilán González y no Brad Pitt, por suerte.

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