En el diario La Voz del Interior se publicó el 31 de enero de este año, una nota respecto a la historia de esta mujer y al parecido del apellido con Cristina Kirchner, expresidenta de la Nación.
Cristina Kirszner (55) es instrumentadora quirúrgica y vive en Buenos Aires. Trabaja en el hospital de Niños Ricardo Gutiérrez de Capital Federal, pero en sus horas de franco se traslada a su casa de vacaciones a 10 kilómetros de Río de los Sauces, en las sierras del sur de la provincia de Córdoba.
Muy puntual a la entrevista con La Voz se reunió para compartir cómo cambió su vida cotidiana desde que Cristina Kirchner fue presidente de la Nación. Es que ella se llamaba igual que la expresidenta, aunque sólo la distanciaban algunas letras al escribir el apellido.
El patio de la casa de descanso es muy amplio, en su casa de Córdoba. Los pájaros revolotean sobre los pasos de quien transite por el lugar. A 100 metros se escucha el sonido de un caudaloso arroyo. Al frente de ese loteo están construyendo El Camino de la Costa (Que une Alpa Corral con La Cruz).
Muy arreglada y con una ordenada mesa de té, ubicada en el patio, donde el aire fresco pegaba en la cara, Cristina recibió a esta cronista. Hay masas y dulces caseros, elaborados por ella misma. La idea es agasajar a la invitada.
De origen alemán, Cristina adjudica el cambio ortográfico en el apellido, de acuerdo a cómo fueron inscriptos en la Aduana, cuando sus ancestros ingresaban a Argentina.
Las anécdotas
Con los Kirchner se siente unida en varios aspectos, menos en lo político, que aclara no se identifica con ninguna fuerza partidaria.
“Una vez vi la foto de Néstor Kirchner, que me llamó la atención porque era igual a mi papá fallecido”, rememoró.
Remarcó que según sus familiares interpretan que “el apellido se debería escribir con ch, porque ellos venían de Alemania”.
Entre esta Cristina que adora Córdoba no la une ningún parentesco con la expresidenta, que no es muy querida ni fue demasiado votada por los cordobeses.
Cristina contó que siempre tuvo buen humor y aclara que si el chiste viene con buena intención para que todos se diviertan, es bienvenido. “En una oportunidad tenía dos cirujanos compañeros, uno era Moyano, el otro Fernández y yo Kirchner. Eso era para chiste total”, relató al mencionar que sus compañeros también tenían los mismos apellidos que algunos funcionarios de ese momento, años atrás.
También refiere que le han sucedido numerosos episodios llamativos: “Cuando fuimos a hacer el pasaporte, que te dan un turno, que demorás bastante, esta vez al otro día nos llamaron, estaba listo”.
Otro caso se registró con una empresa de telefonía: “Hice un reclamo y dije mi nombre, del otro lado, silencio. Y me lo solucionaban rápido o ellos me llamaban a mí para arreglarlo”.
También, dentro del fundamentalismo “que te aman o te odian, me encontré con gente que me increpó. En esas oportunidades respondo: “Perdoná la señora es Fernández, yo soy Kirchner y ahí ya le sacás una sonrisa al otro y saben que no tenés nada que ver. El humor siempre fue mi aliado”.
Entiende que “la actitud de uno también cuenta”. A renglón seguido aportó: “Sé que vengo de una cultura de trabajo, estudio. Estoy lejos de lo político”.
A la vez, acotó: “Si lo ves escrito es más parecido a cómo se escribe el apellido de Adrian Suar (Kirzner), que a la de la expresidenta”.
Pero en suma, para ella siempre suena a chiste: “A mi marido le dicen Néstor”.
El que se siente identificado con la expresidenta me dice: “Viene la jefa, la presidenta o cuando miran mi documento no dejan de clavarme los ojos encima”.
A ambas Cristinas sólo las une el homónimo.
Cristina Kirszner acaba de interceptar una víbora yarará para que no entre a su domicilio en su casa de rural. Es casi inimaginable, una experiencia similar de la expresidenta. Sólo los une la fonética.