La mentora de Ivanna Madruga fue su abuela

En casi todas las notas que dio a lo largo de toda su carrera la tenista Ivanna Madruga, de Río Tercero, quien fue campeona internacional y en un momento número uno del mundo, siempre dijo que su abuelo influyó en los inicios de su carrera. En realidad, esa no es toda la historia. Esta nota fue publicada en La Voz del Interior.

“Creí que era mi abuelo, pero mi mentora fue mi abuela paterna, Delia Ángela Donett de Madruga, quien jugó al tenis desde muy chica y siempre mantuvo a toda la familia en un club deportivo, donde estábamos todo el día practicando deporte, desde muy chicos”, contó a La Voz, Ivanna.

La prima de Ivanna, Analía Pérez Madruga aseguró que su abuela influyó mucho en la carrera de Ivanna. Poco después la acompañó su padre a lo largo de toda su trayectoria deportiva.

Ivanna reconoció que su abuela “marcó” su historia y que “fue visible”.

“Si no la hubiera puesto en el espacio propicio Ivanna no alcanza a hacer la carrera que hizo”, acotó su prima.

Legado

Juntas explican que no era sólo verla jugar al tenis a su abuela, sino que su legado fue más allá. La describen a cargo del matriarcado de la familia. Si bien aparecía su marido haciendo negocios, las nietas cuentas que “en realidad la visionaria y la que proponía hacerlos era “la abuela Delia”.

En ese marco, Ivanna destaca que tiene más años de docencia que de tenista: “Amo la docencia, soy feliz con eso, también lo saqué de mi abuela, que vivía transmitiendo sus conocimientos”.

En ese hilo aporta que viene de una familia deportista: “Estábamos todo el día en el club”. Esa también fue idea de la abuela.

“Matriarcado”

Tanto Ivanna como su prima, reconocen que Delia llevó adelante su familia al estilo de un matriarcado, donde ella buscaba negocios y la califican como “una visionaria hacia el futuro o crecimiento de una ciudad”.

Así fue como Delia le dijo a su esposo que había que abrir la primera casa de venta de indumentaria deportiva: Casa Madruga.

Dicen que su abuela trabajaba todo el día pero se hacía tiempo para  ir a jugar al tenis. Ivanna vigilaba sigilosamente ese deporte que la llevó a conseguir las preseas más importantes del mundo.

“Mi abuela jugaba en pareja, con hombres, no había otras mujeres, No era lo común, para lo machista que se era en esa época, ella era muy progre en ese espacio que lograba para las mujeres. Todo sucedía en las canchas que estaban al lado de donde hoy está el Polideportivo”, apunta la prima.

“En su familia, pasaba todo a través de ella, estaba en todos los detalles”, cita Ivanna.

“Nada la doblegaba, nunca la vimos con cara de triste”, sostuvo Analía.

Delia también le decía a los hijos -dicen las primas- dónde comprar terrenos porque en ese sentido iba a progresar la ciudad, por ejemplo, cerca del Club 9 de julio, según recuerda Analía.

“Nos criamos en el club nuestros padres ponían plata en el club”, explica Ivanna, con el pecho inflado de orgullo.

Cuentan que Delia siempre pensaba que “el lugar más saludable era el club”, por eso agrupaba a su familia en ese ámbito.

En un punto, Ivanna, hace un silencio en la nota y acota: “Todo esto tiene que ver con mi historia”.

Al mismo tiempo, la tenista reconocida cuenta: “La veía jugar a mi abuela, con las dos canchas y los pinos, en Club 9 de Julio, tenía el pañuelo, la pollera”.

La describe como si el tiempo no hubiese transcurrido.

Ambas coinciden en que Delia reparó en que “el deporte podía ser el sostén económico de la familia con un hábito saludable, que era el club”.

“Las manos de la abuela”

A lo que Analía agrega: “Y después salió un diamante en bruto jugando al tenis”, en claro alusión a los éxitos de Ivanna.

Algo que le quedó grabado a Ivanna, según contó a este diario, es que su abuela “siempre jugaba con hombres, porque no había mujeres que lo hicieran en aquellos años”.

Con tono de orgullo, Analía recuerda que “la gente iba a ver a jugar a Delia, la abuela, porque jugaba muy bien”.

El abuelo de Ivanna jugó al tenis hasta los 87 años, su abuela un poco menos, jugaba hasta con el batón y zapatillas. Así la recuerdan las primas, cuando mientras tomaba su raqueta pisaba más de 80 años.

Una vez los abuelos viajaron a Europa y sólo lo hicieron en un barco que tenía canchas de tenis, no querían otro. Eso rememoran ambas.

Analía recordó que la casa de su abuela estaba llena de polvo de ladrillo. Eso quedó en la retina de los recuerdos de ambas.

“Mi abuela marcó destino. Ivanna tuvo contacto de chica con el tenis, tenía el ambiente propicio que le ayudó a surgir. Ivanna tenía mucho acompañamiento familiar, ese era el legado de mi abuela. Se vive en la unión, eso decía, lo marcaba siempre; la familia ante todo”

Ahora la mujer tiene las leyes de su lado, pero antes, cuando vivía mi abuela no lo tenía -acota Analía-, no había viento a favor.

Ivanna, dice que su abuela “era una líder”. Nació en Firmat (Santa Fe) donde también jugaba al tenis. Falleció a los 90 años. Su familia la recuerda con mucho cariño y admite que tuvo mucha incidencia en la carrera de Ivanna.

“Hasta heredé las habilidades y el talento que mi abuela tenía con las manos, muchos de mis genes tienen que ver con mi abuela”, concluye Ivanna, desde su casa de Río Tercero, mientras muestra una foto con sus dos nietos.

Preseas

Ivanna Madruga fue campeona provincial cuando tenía 10 años y a los 12 fue la número 1 en Sudamérica.
En 1978 alcanzó el puesto 16 en el ranking mundial y dos años más trepó al puesto 14.
En el año 1979 fue la primera en el Torneo de Buenos Aires.
Fue dos veces finalista en dobles en torneos de Roland Garrós y en uno resultó campeona junto a Adriana Villagrán.
En el US Open llegó a cuartos de final en 1980 y 1983.
Entre mediados de los años ‘70 y del ‘80, Ivana fue la tenista argentina más importante.

Dejá un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Scroll al inicio