Comenzó vendiendo pan casero, luego abrió un kiosco en el living de su casa, que se transformó años después en un supermercado con más de 20 empleados. En días, inaugurará la primera sucursal en Villa del Dique. La de Marcelo Sforzini (37), es una historia de esfuerzo sin desviarse nunca de su objetivo.
Siempre lo cuenta. Años atrás, cuando decidió dejar su trabajo como gruísta en un conocido corralón de Santa Rosa de Calamuchita para lanzarse de lleno al supermercado familiar, aprendió a depostar una vaca siguiendo un tutorial de Youtube.
“Nadie podía creer como pasé de ser un camionero a un carnicero”, sonríe el comerciante recordando otras épocas. Su cabeza no para: no termina de ejecutar un proyecto cuando ya está pensando en el próximo. Es el dueño del supermercado “La 26”, un conocido comercio ubicado en el populoso barrio de Villa Incor, que hace referencia a la calle en la que está emplazado.
Está en una semana importante para su vida emprendedora, comenzó la cuenta regresiva para la apertura de “La 26 Compras Express”, en la vecina Villa del Dique. La primera sucursal, tendrá en sus góndolas los productos que lleguen de la casa central. La diferencia será que, las piezas de carne, fiambres o quesos estarán envasadas al vacío en el comercio que el viernes abrirá sus puertas. “Quiero romper ese prejuicio, la carne puede estar envasada y ser de primera calidad”, apunta.
Marcelo se encarga también de la compra de animales y de realizar el proceso de faenamiento, lo que le permite optimizar precios y garantizar calidad. “Y genera más trabajo”, agrega.
Los inicios
Oriundo de Peyrano, en la provincia de Santa Fe, siendo un niño su familia se mudó a Villa Ciudad Parque, en el valle de Calamuchita. En el secundario de Los Reartes, conoció su compañera de vida y coequiper Carina Lucero (35). Ambos integraron la primera promoción del colegio.
La pareja formó un gran equipo. Siempre trabajaron a la par, conjugando la crianza de sus cuatro hijos con las tareas en lo que se inició como un kiosco. Entre ambos lograron el crecimiento que hoy manifiesta el emprendimiento. Muchos recuerdan a Carina trabajando con su niño más pequeño de días “pegado”, con un arnes a su pecho. Son padres de Tatiana (17), Santiago (12), Nicolás (11) y Agustin (5).
Tiempos difíciles
Marcelo recuerda que a los 19, cuando ya tenían una niña, se quedó sin su trabajo de camionero en forestaciones. Fue una de las veces en las que logró salir de una situación extrema. La urgencia por reunir dinero para su familia, lo llevó a invertir el saldo que le permitía la tarjeta de crédito en harina, grasa y levadura para elaborar pan.
Y salió con una bolsa llena de panes producidos por ellos al crucero Los Reartes, camino a La Cumbrecita. Como pasaban los minutos y nadie se detenía, salió a caminar y encontró un nicho: los operarios de las obras en construcción. Pasó de vender 15 a 60 panes diarios.
Luego, logró un trabajo estable en Ferrelas, un conocido corralón de Santa Rosa de Calamuchita y se mudaron a la localidad más grande del departamento.
Al tiempo, sin renunciar a su trabajo en el corralón, decidieron abrir un kiosco en el living de la casa. Entregó su Renault 6, un adelanto de sueldo y el aguinaldo a una vecina que vendía equipamiento del local que estaba cerrando y “tarjeteó” toda la mercadería.
“Para que un negocio de barrio funcione hay que traer todo lo que te piden”, desliza una de las claves de su éxito comercial. El maxikiosco que compartía espacio con la vivienda, se amplió a minimercado, pero continuaba en el mismo edificio físico, que fue ampliado.
Vendió autos, tomó créditos, adquirió una máquina de cortar fiambres en cuotas. Y decidió renunciar a su trabajo y apostar a pleno al comercio familiar. Ahí fue cuando aprendió por un tutorial los secretos de la carnicería.
Antes del último gran paso, construir un supermercado de grandes dimensiones en un terreno ubicado al frente de la vivienda, se dedicó a distribuir verduras que compraba en el mercado de la ciudad de Córdoba en comercios de la zona. En sus ratos “libres” apisonaba el terreno donde se construiría el súper. Siempre, sobre la “Calle 26”.
En poco más de una década, el emprendimiento no dejó de crecer, y se fue transformando de kiosco-despensa, a minimercado y supermercado. En este camino, mantuvo el sello del nombre: “La 26”. Desde 2023, ya adquirieron una estructura corporativa, con 22 empleados. El viernes, se abrirán un nuevo capítulo en este esforzado camino de Marcelo y Carina.
“La 26”, desde el viernes también en Villa del Dique
En estos días, este hombre con ADN de emprendedor incansable, abrirá en Villa del Dique “La 26 Compras Express”, la primera sucursal (difícilmente sea la última), que sumará cuatro empleados más. La sucursal está ubicada sobre Mario Nívoli, esquina Santa Fe, frente al municipio local. La idea es trasladar el sello de la casa matriz: buenos precios y calidad, con un formato diferente: muchos de los productos, como los cortes de carne vacuna, estáran envasados al vacío.
La inauguración está planificada para el viernes a las 16.30. Y aunque aún no cortaron las cintas, ya está pensando en nuevos proyectos, que, sólo por ahora, sólo anidan en su cabeza.