José Taglioretti y la historia de Tantal, la empresa metalúrgica del valle de Calamuchita

Lidera desde hace 45 años una destacada pyme en Argentina y en América latina, que fabrica componentes para herramientas y piezas con alta exposición al desgaste. Mantuvimos con el ingeniero una charla imperdible.

José Taglioretti en su “hábitat” (Gentileza: Nelson Torres)

A los 25 y con su flamante título de ingeniero electromecánico de la UNC bajo el brazo, a José Taglioretti lo contrataron en la empresa familiar por un año para liderar la mudanza de la planta de Castelar (provincia de Buenos Aires) a las sierras de Córdoba. El cambio se explicaba en la necesidad de acceder a los beneficios de la promoción industrial. Corría la década de 1970.

Y no fue un año. Ya va 45 en Tantal Argentina SRL y 33 años de ellos en el rol de gerente general de la compañía que surfeó todas las crisis y se posicionó como una pyme modelo a nivel nacional, que exporta el 40% de su producción a diversos países.

Una industria metalúrgica en plenas sierras turísticas ya es una rareza. Que sea la mayor fabricante de piezas de carburo de tungsteno y la única fabricante de materia prima de metal duro para la industria de Latinoamérica es otra.

José Taglioretti suma 73 años y cuenta que está “pasando la posta” de la dirección a sus hijos. Tantal es una empresa familiar que va por la tercera generación. La creó su padre en 1955.

–¿Qué fabrica Tantal?

–Fabricamos piezas cuyo componente principal es el tungsteno o wolframio, que es el material más duro que hay en la naturaleza después del diamante, y se utiliza para herramientas y piezas que tienen muchísimo desgaste, como las que se usan en la actividad petrolera o en el agro.

–¿Cuántas veces le hicieron esta pregunta?

–Muchísimas. Pero creo que más de la mitad de nuestra comunidad aún no sabe qué hacemos. Y muchos imaginan cosas insólitas, como productos nucleares o caños sin costura.

Conocimiento con poca plata, la clave

El ingeniero, que fue desarrollando capacidades como empresario, administrador y gestor comercial, cuenta que nadie entiende cómo la planta puede estar radicada en Santa Rosa de Calamuchita. “Hacemos un proceso complicado porque requiere mucho conocimiento y hemos tenido la suerte o la habilidad de poder desarrollar ese conocimiento con poca plata; las empresas que tienen este tamaño tienden a desaparecer porque no tienen recursos para invertir en conocimiento”, apunta a La Voz.

De las cuatro industrias del rubro que había en Argentina, la de mayor magnitud desapareció y las otras dos están perdiendo terreno desde hace dos décadas. En cambio, Tantal “desde los ‘90 que no para de crecer”, trascendiendo modelos económicos que no acompañaron a la actividad industrial.

En un país que “no es industrial, sino que tiene industrias”, Taglioretti dice que es difícil competir y sobrevivir cuando las condiciones son muy adversas.

Comenzaron con 14 empleados y en la actualidad cuentan con un centenar. “Hoy somos un grupito de empresas formada por la principal Tantal Argentina, más Tantal Brasil (en Curitiba), Coating Tech (con socios españoles) y Tantal Technology, la más nueva”, detalla.

Comenzaron con 14 empleados y en la actualidad cuentan con un centenar. “Hoy somos un grupito de empresas formada por la principal Tantal Argentina, más Tantal Brasil (en Curitiba), Coating Tech (con socios españoles) y Tantal Technology, la más nueva”, detalla.

Las dos últimas se dedican a distintos tipos de recubrimiento resistente, para seguir proveyendo a las petroleras de Vaca Muerta, a la industria automotriz y con perspectivas para captar mercados del agro.

En detalle, unos 70 empleados trabajan en la planta central de Calamuchita, una decena entre las dos plantas de recubrimiento y hay 18 más en la unidad de Brasil.

La planta de Tantal Argentina en Santa Rosa de Calamuchita cuenta con generación de energóa solar (La Voz)
Un porcentaje de la energía que utiliza la planta es solar (Gentileza Nelson Torres)

¿Mandato o elección?

Su padre, empresario de San Francisco, tenía tres empresas en sociedad con amigos y una cuarta que había heredado. En 1969, cuando José tenía 19 y estaba empezando su trayecto universitario, una tragedia atravesó a la familia: su padre y su madre murieron en un siniestro vial.

La vida cómoda se transformó. Su hermano, un año mayor, dejó de estudiar para hacerse cargo de las empresas y su hermana también lo hizo para asumir el rol de cuidar al más pequeño. En una rápida decisión, José siguió estudiando. Se mudó a una pensión y se las arreglaba con el alquiler del departamento que tenían en Córdoba. De San Francisco se fue a los 18 y prácticamente no volvió más.

Asegura que su carrera fue una elección personal. Ya durante el secundario trabajaba dos horas en un torno de la empresa que fabricaba piezas para el agro y se entretenía largas horas con el motor de un Jeep.

Pero sentía un mandato: no podía fracasar. Y lo cumplió. Cuando se hizo cargo de Tantal, era la empresa más chica de las que habían heredado, y la transformó.

En la crisis, una oportunidad

La apertura económica que impuso el gobierno de Carlos Menem en la década del ‘90 dejó a la metalúrgica al borde de la quiebra: los cuatro principales clientes, que adquirían el 90% de la producción, dejaron de comprarle.

En ese momento, Taglioretti ya había escalado a la gerencia general y decidió “refundar la empresa”. En la crisis, una oportunidad: el producto principal dejó de ser el polvo de tungsteno (la materia prima) y empezaron a fabricar piezas. El Mercosur, que estaba empezando a rodar, les abrió la puerta comercial de Brasil, a donde había un gran mercado que en Argentina dejó de existir y que comenzó a revivir en 2001.

“Ferramentas”, en las Páginas Amarillas

Uno de sus primeros viajes para abrir el mercado brasileño fue en un Ford Escort que fallaba, al punto que quedó en un taller y debieron regresar en colectivo.

Sin Google ni otras herramientas del tipo, le pidió a su socio que tomara las Páginas Amarillas con listados de “comercios de ferramentas (herramientas)” de una guía telefónica en un locutorio de Brasil, mientras él se ocupaba de cambiar las cubiertas del auto.

Así comenzaron a recorrer comercios en Porto Alegre y en Curitiba, y en mala fecha: pleno Carnaval. “Todos estaban en la playa”, recuerda entre risas. En lugar de frustrarse, cuando regresaba en colectivo, decidió que al mes volvería. Y volvieron. Desde hace dos décadas, tienen una planta en Curitiba.

“Siempre, en todas las situaciones hay oportunidades, el problema es que cuando la crisis es tan grande se te nublan los ojos y no ves nada; si lográs serenarte y empezar a mirar, siempre se encuentra una oportunidad”, aconseja el empresario, que en estos años debió sobrellevar muchos momentos de zozobra.

“Cuando llegamos a Brasil, la competencia era una megafirma con 1.200 empleados, mientras que Tantal contaba con 25. Y más de una vez corría el rumor de que el gigante brasileño compraría la empresa cordobesa. Un amigo brasileño repetía que era más factible que ocurriera lo inverso. “Y este año, le compramos dos prensas, y se viene achicando”, remata José.

De Calamuchita al mundo

Tantal exporta entre el 35% y el 40% de la producción y aspiran a llegar al 50%. Tienen varios clientes en Brasil y otros en India, Colombia, Ecuador, México, Chile y Bolivia. Recientemente, comenzaron a vender a Estados Unidos. Dice que la rivalidad entre Estados Unidos y China abre una oportunidad con Argentina, por el temor de que el gigante asiático deje en algún momento de venderles.

Lograron un sistema de economía circular que es muy valorado: compran el metal duro usado, productos ya desafilados de los mismos clientes, lo procesan (la transformación dura tres meses) y lo reutilizan como mineral. “No dependemos de la materia prima en China, a quien le compramos el tungsteno si conviene”, dice.

Venderle a la India es “casi un milagro”. Pero asegura que lo hacen por la calidad de los productos. Si es por precio, les convendría comprar a China, con un 40% menos.

Una pyme que rompe el molde

“No somos una pyme normal”, dispara Taglioretti. Un mayor desarrollo, reportes de sustentabilidad, normas 14000 de Ambiente, un protocolo familiar para ingresar a la empresa y un objetivo de exportar el 50% de la producción, son algunas de las diferencias que cita respecto a la mayoría de las pequeñas y medianas empresas.

“Somos una empresa chica, pero con idea de empresa grande, que prioriza hacer las cosas bien y pagar todos los impuestos. No importa quién este en el gobierno, hay que pagarlos; la salud y la educación alguien las paga. Yo me formé en la universidad pública y eso hay que devolverlo en algún momento”, agrega.

“Tengo la teoría de que cuando a la empresa le va mal, los empleados acompañan, pero ningún empresario después reparte cuando le va bien”, subraya José.

Cuenta que, desde hace años, establecieron un premio a la producción por sector, que en la actualidad ronda el 30% del importe del sueldo.

José Taglioretti, en la empresa que exporta parte de la producción.

Difícil escenario para el universo pyme

“Menem generó un proceso muy parecido a lo que estamos por vivir nosotros”, anticipó a pocos días del inicio del actual proyecto de gobierno encabezado por Javier Milei. “Privatización de empresas, apertura de la economía y que las pymes se arreglen como puedan”, detalló. “En general, las empresas grandes en Argentina tienen una matriz afuera y respaldo para resistir unos años si quisieran quedarse. En cambio, las pequeñas empresas, si están cuatro meses sin vender, su continuidad empieza a peligrar”, comparó.

Pese a las similitudes del modelo ultraliberal actual con el menemismo, dijo que, en este momento, su empresa está posicionada de otra manera con respecto a los’ 90. “Tenemos muchísimos más productos, más conocimientos, más inserción en el mercado y mejor dirección”, enumeró. “No va a ser fácil lo que viene para las pymes”, lanzó.

En los últimos tiempos, Tantal sumó paneles solares y equipamiento que le permite producir el 30% de la energía que consume en Calamuchita con una planta fotovoltaica.

Textuales

En la charla, Taglioretti dejó varias definiciones más para agendar sobre el sector empresarial que integra.

–“Nuestra cultura trata de ladrón al intendente que se queda con U$S 100 mil; ahora, el empresario que no paga U$S 100 mil en impuestos es un ´vivo´ y está bien visto. Yo digo que son delitos similares”.

–“Tengo la teoría de que cuando a la empresa le va mal, los empleados acompañan, pero ningún empresario después reparte cuando le va bien”.

–“Hay que ganar plata para poder invertir; nunca pensé en comprar una casa en Punta del Este, nunca le vi sentido a ese tipo de inversiones. Ahora se puso de moda entre los empresarios tener una casa de ´fin de semana´ en Miami No estoy en contra, pero no lo comparto”.

Esta nota fue publicada en la edición digital del sábado 23 de diciembre del diario La Voz del Interior.

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