Río Tercero: tiene 87 años y sigue dando vueltas en bicicleta

Esta nota se publicó el 1 de noviembre de 2023, en La Voz del Interior. Es la historia de uno de los ciclistas de Río Tercero, que es toda una leyenda. Su pasión fue rodar toda su vida en su rutera. Sale a recorrer las rutas de la zona a diario. El entrenamiento es una prioridad en su vida.

“La bici es mi vida”, sintetizó en forma llana y simple, Andrés Alfredo Rutis (87), de Río Tercero, quien sale a rodar a diario, desde hace 70 años.

Siempre en rutera y de forma amateur. Sus empleos le demandaban varias horas por día, pero el tiempo le alcanzó, en cada jornada, para salir a recorrer la zona.

Un dato por demás llamativo, es que en aquellos años los ciclistas se subían a una bicicleta rutera, pero no había tantas rutas, por ello lo hacían en caminos rurales.

Rutis recordó que “lo más peligroso era encontrarse de noche con un sulky, porque (décadas atrás) había pocos autos”.

Hoy su bici luce una computadora que le muestra los kilómetros recorridos y frecuencia cardíaca. “Antes nos manejábamos -comentó- por reloj; sabíamos cuánto tiempo le poníamos de un pueblo al otro y así calculábamos”.

En tanto tiempo transitando por las rutas de la zona y de otras provincias, ha sido compañero de ruta de numerosos ciclistas reconocidos a nivel nacional, que la lista en tan larga que demandaría casi toda esta nota. Uno de los más renombrados y que colgó medallas muy importantes fue Oswaldo “Colchón” Frossasco, quien vivía en Hernando, fallecido recientemente.

Trofeos de vida

La casa de Rutis está en barrio Escuela, hacia la zona norte de Río Tercero, a metros del predio de Fábrica Militar. Vive solo, es independiente y está contando las horas para salir a rodar, pese al tiempo que tenga que soportar.

Las paredes de su vivienda están colmadas de medallas, de reconocimientos, de premios. Los muebles están decorados por trofeos. Es un templo del recuerdo que traza los logros de Rutis, en dos ruedas.

Reconoce a los lejos a los ciclistas que cada día transitan la zona. Aseguró, que “no hay diferencias” entre la fuerza que puede tener una mujer ciclista entrenada, que un varón, a la hora de rodar.

Tiene tantas anécdotas de “ponerse a rueda”, para protegerse en el medio de algún pelotón, hasta algunos raspones de caídas inevitables.

Su rostro se enorgullece cuando saca del ropero decenas de remeras de cada campeonato que formó parte en las últimas décadas. Tiene una memoria prodigiosa. Comparte anécdotas y hasta “quién tiró”, es decir, avanzó primero, en cada pelotón.

En 1953, con esfuerzo y muchos ahorros, pudo comprar su primera bicicleta. Contó que era de hierro y pesaba 13 kilos. “Pero mirá la que tengo ahora, pesa seis kilos”, mostró cargando la bici con una mano. Se puede observar que la actual tiene componentes de aluminio y de fibra de carbono, que le facilitan que tenga un peso liviano, esas estructuras que le facilitan al ciclista, ir por su mejor performance deportivo. “Esta es una buena máquina”, dijo inflado de orgullo, que a veces es más entendible por otro ciclista, que por quien no hace deportes o practica otro distinto.

Entre los ciclistas de Río Tercero y región, hablar de Rutis, es sinónimo de “leyenda”. En ese ambiente deportivo, quien usa la bici como esparcimiento o en forma competitiva, lo conoce, lo admira.

Su vitalidad y pasión por el ciclismo moviliza. Ese entusiasmo, trabajo deportivo con esfuerzo, colaboró para que hoy tenga una salud privilegiada. “Nunca tomé, ni fumé y toda mi vida hice bici”, esa parece la receta para no tomar ni un remedio a los 87 años.

“En 1956 gané la primera carrera en Río Tercero. Medíamos por tantas vueltas que hacíamos en determinadas calles. También gané en campeonatos provinciales”, destacó para mencionar apenas algunos de sus logros.

Dijo que “no hay que ser ni muy flaco ni muy gordo, pero sobre todo antes de hacer ciclismo es necesario ir al médico, para saber cómo uno está del corazón”.

Mencionó que nunca tomó suplementos de vitaminas para esta práctica deportiva; sólo comió “muchas frutas y pasas de higos y de uvas, todos los días”.

Tiene dos hijos, cuatro nietos y cuatro bisnietos. Toda la familia sabe que “nadie” le puede sacar la bici. Pese a algunos presuntos riesgos que podría soportar en cada rodada diaria. Su computadora delata que son como mínimo 34 kilómetros diarios de rodada diaria.

Tarda menos de cinco minutos en colocarse la calza con badana, la remera ciclista, casco y las zapatillas con trabas. Con una sonrisa dibujada en su rostro, mencionó que en sus comienzos “se usaba cualquier bici, una gorra cualquiera y con un short”. Los tiempos fueron cambiando y Rutis se fue aggiornando a cada etapa.

Pasión

“El ciclismo es una pasión, a mí siempre me gustó. Cuando salís en grupo te ponés más fuerte, nadie quiere ser el más lento”, citó.

Y con picardía confesó que si hay viento en contra “ponerse a rueda”, es decir acercarse al compañero de al lado, “te corta el viento, es lo mejor”. Las carcajadas brotan con hazaña.

Comentó que nació en Tancacha (el pueblo ubicado en cercanías de Río Tercero) y que siempre trabajó en empleos rurales y vivía de changas.

Con los pies bien parados en la edad que tiene confesó que casi todos sus compañeros ciclistas ya han fallecido, a excepción de Juan Acevedo, de esta ciudad, que con sus 83 años, también sigue rodando.

En esa línea, recordó a ciclistas fallecidos como Julio César Ramondelli, Robert Salgado y Daniel Coria. Los últimos dos mientras rodaban por las rutas de la región.

“El ciclismo parece no grato en la ruta. Parece que los derechos son de los autos o de los camiones”, interpretó con tono de angustia y mezcla de impotencia.

Ofreció consejos de que en el ciclismo hay que saber “usar bien los cambios y las trabas (en los pedales)”. Recordó que la velocidad máxima que una vez alcanzó fue de 59 kilómetros, mientras que hoy ese promedio bajó a la mitad, pero el vigor y el entusiasmo sobre las dos ruedas sigue intacto.

Dejá un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Scroll al inicio