Los charcos con el agua congelada exponen la crudeza del frío mañanero de este invierno tardío, en Los Reartes, hacia el norte del valle de Calamuchita. Los muros de ladrillo asoman del terreno elevado y del fondo aparece Alicia Vidomine (53) con guantes de trabajo que protegen sus manos y un trozo de hierro en una de ellas. Advierte del lodo resbaladizo que colinda con los charcos.
La mujer aprovecha los días de licencia en la comuna para confeccionar los estribos de los encadenados para la construcción de su nueva casa, que de a poco, renace en el lote en el que quedó sepultada la antigua, y gran parte de sus sueños.
Un cortocircuito que provocó una zapatilla eléctrica con un cargador de celular que quedó conectado, provocó el voraz incendio que consumió el departamentito que alquilaba y su casa, que había levantado con su trabajo de años. Su hija y nietas, salvaron su vida de milagro. Las paredes, el techo, los muebles y la mascota, fueron arrasadas por el fuego imparable.
“Ese día salí a trabajar y al volver ya no quedaba nada de mi casa, encontré a mi hija tirada en la calle con la criatura descalza en pijamas y a los gritos”, recuerda esa mañana en la que el fuego se llevó el “esfuerzo de toda una vida”. La calma se esfumó en ese momento en barrio El Vergel. Los bomberos al llegar, se toparon con las llamas en toda la estructura.
Cuatro meses pasaron de aquel 13 de febrero y la casa, con un diseño más pequeño, ya volvió a delinearse.
Además de trabajar en la comuna, como hace 26 años, se desempeña en un almacén de Villa General Belgrano. Sus jornadas, parecen tener más de 24 horas: de 7 a 14 trabaja en la comuna y de 15 a 23 en el comercio. Los domingos, feriados y francos quedan en la obra. “Y también me hago tiempo para la familia”, aclara.
“Sacudirme y continuar”
“Tenía dos opciones, tirarme a llorar y dejarme ir o levantarme, sacudirme y continuar, al margen de lo que duele y lo que cuesta”, sentencia. Y está claro cuál camino eligió.
El cariño y fortaleza que le transmiten sus hijas y la fuerza que irradia la gente que la rodea, fueron los motores principales que la ayudaron a ponerse de pie. “Sería muy injusta”, dice, si hubiera decidido por la inacción.
“Estamos bien, vamos paso a paso, es lento, pero con la ayuda y cooperación de mucha gente avanza, no puedo nombrarlos porque son muchos, siempre hay alguien diferente que está aportando”, desliza.
“No es fácil lo que vivió, estamos acompañándola y sumando granitos de arena, es la forma, y de apoco llegar al objetivo final”, señala María Inés Ramello, que además de la directora de Desarrollo Social y jefa comunal electa, fue su vecina durante muchos años.
“Como vecino corresponde darnos una mano entre todos, mientras más seamos es mucho más fácil, sumando más gente se va a hacer más rápido”, agrega Claudio Luján. El sábado, varias personas, hasta de otras localidades de Calamuchita, como Los Cóndores, se acercaron para darle un “empujón” a las paredes, que avanzan cada vez más. También realizaron un locro para reunir fondos.
En Los Reartes las elecciones pasaron hace poco, pero la ayuda llega a diario y sin color político. En este tiempo hubo eventos privados y de instituciones, rifas y colaboraciones de familias y de la comuna.
Las paredes que quedaron en pie, estaban afectadas y debieron ser derrumbadas. Sobre los escombros y más relleno, emerge el nuevo proyecto. Alicia, que se mudó con una de sus hijas mientras se construye su nuevo hogar, conoce de construcción: ya tuvo experiencia en su primera casa. “Acarreando material, armando encadenado o apagando la cal, siempre estoy para hacer algo”, enumera.
En los próximos días, organizarán otra jornada de colaboración en la construcción ya proyectan replicar esta iniciativa para otras familias que necesiten. “Hay mucha gente que vive estas situaciones, podemos ayudar a otra gente, muchas cosas que me donaron y no me eran útiles las fuimos pasando, la idea no es acumular sino ayuda a otras personas”, apunta.
Aunque las lágrimas no dejan de brotar, de a poco Alicia va recuperando su sonrisa y desenterrando sus sueños.